viernes, 28 de enero de 2011

CRUCIFIXIÓN Y MUERTE. Lc 23,26-49.

26 Mientras lo conducían, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que llegaba del campo, y le cargaron la cruz para que la llevase detrás de Jesús.
27 Lo seguía una gran muchedumbre del pueblo, incluidas mujeres que se golpeaban el pecho y gritaban lamentándose por él.
28 Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:
- Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad mejor por vosotras y por vuestros hijos;
29 porque mirad que van a llegar días en que digan: "Dichosas las estériles, los vientres que no han parido y los pechos que no han criado".
30 Entonces se pondrán a decir a los montes: "Desplomaos sobre nosotros", y a las colinas: "Sepultadnos";
31 porque s con el leño verde hacen esto, con el seco, ¿qué irá a pasar?
32 Conducían también a otros, a dos malhechores, para ajusticiarlos con él.
33 Cuando llegaron al lugar llamado "La Calavera", lo crucificaron allí, a él ya los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
34 Jesús decía:
- Padre, perdónalos, que no saben lo que están haciendo.
Se repartieron su ropa echando suertes.
35 El pueblo se había quedado observando. Los jefes, a su vez, comentaban con sorna:
- A otros ha salvado; que se salve él si es el Mesías de Dios, el Elegido.
36 También los soldados se burlaban de él; se acercaban y le ofrecían vinagre
37 diciendo:
- Si tu eres el rey de los judíos, sálvate.
38 Además, tenía puesto un letrero:

ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS

39 Uno de los malhechores crucificados lo insultaba:
- ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti y a nosotros.
40 Pero el otro se lo reprochó:
- Y tú, sufriendo la misma pena, ¿no tienes siquiera temor de Dios?
41 Además, para nosotros es justa, nos dan nuestro merecido; éste, en cambio, no ha hecho nada malo.
42 Y añadió:
- Jesús, acuérdate de mí cuando vengas como rey.
43 Jesús le respondió:
- Te lo aseguro: Hoy estarás conmigo en el paraíso.
44 Era ya eso de mediodía, cuando la tierra entera quedó en tinieblas hasta media tarde,
45 porque se eclipsó el sol; y la cortina del santuario se rasgó por medio.
46 Jesús clamó con voz muy fuerte:
- Padre, en tus manos pongo mi espíritu.
Y, dicho esto, expiró.
47 Viendo lo que había ocurrido, el centurión alababa a Dios diciendo:
- Realmente este hombre era justo.
48 Todas las multitudes que se habían reunido para este espectáculo, viendo lo que había ocurrido, fueron regresando a la ciudad, dándose golpes de pecho.
49 Todos sus conocidos se habían quedado a distancia, y también las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea y que estaban viendo aquello.


EXPLICACIÓN.

26-49. Como en Mt y Mc, Simón de Cirene (cf. Hch 11,20; 13,1: discípulos oriundos de Cirene) es figura del discípulo que hace suya la cruz de Jesús, llevando su seguimiento hasta el final (9,23; 14,27); contrasta con Simón Pedro, que ha negado a Jesús (26).

La gran muchedumbre que seguía a Jesús (27) representa al Israel mesiánico (muchedumbre del pueblo) que no ha renegado de él ni lo ha traicionado, pero que sólo lo sigue al modo como las plañideras acompañan un cortejo fúnebre (incluidas mujeres... lamentándose por él, cf. 8,52). Sobre la falsilla de la profecía de Zacarías, gran número de seguidores "hacen duelo por él como por un hijo único, lloran como se llora a un primogénito" (Zac 12,10-14).

Jesús no acepta ese duelo (cf. 7,13); por quien deben hacer duelo es por la ciudad de Jerusalén, cuya representación ellas asumen (Hijas de Jerusalén) y de cuya destrucción serán testigos (28). Profecía de Jesús al salir de Jerusalén (29-31, como al acercarse a ella (19,41-44). Más llanto merece la ruina del pueblo, consecuencia del rechazo del Mesías, que su propia muerte (cf. 21,23; Os 9,12). Cita Os 10,8 para indicar el horror del desastre (30). Dicho proverbial: leño verde, el que ofrece la paz; leño seco, los que profesan la violencia (31).

Malhechores: quieren que recaiga sobre Jesús la calificación de sus compañeros de suplicio (cf. 22,37) (32s). Padre, perdónalos: Jesús no reconoce culpa propia (cf. 23,41), pero afirma la ajena; ora por sus enemigos (6,27s.35s), excluyendo todo sentimiento de odio o de deseo de venganza contra ellos (cf. Hch 7,60) (33). Reparto de la ropa (cf. Sal 22,18); suertes/sorteo, término consagrado para el reparto de la tierra prometida (Nm 26,55; 36,2, etc.: Sal 22,19) (34).

Tres reacciones negativas: a) el pueblo (diverso de la "muchedumbre" del pueblo" de v.27), Israel, curiosidad burlona, como los mirones de 14,29. b) Los jefes, a su vez, ironizan (cf. 4,23: "Médico, cúrate tú"); no pueden concebir a un Mesías que muera ni a un Elegido (Is (42,1) al que Dios abandones (35): mantienen la idea del mesianismo triunfal. c) También los soldados se burlan (36): los ejecutores de la violencia del poder romano no pueden comprender a un rey que no hace nada por defenderse (37); el vinagre, símbolo del odio (Sal 69,22). También el letrero indica la irrisión (38: éste, colocado en el texto griego al final de la frase, despectivo).

Reacción de los malhechores: Uno sigue el ejemplo de los dirigentes y los soldados: la impotencia de Jesús para salvarlos de la muerte muestra la falsedad de su pretensión mesiánica (39); en todas las burlas, la idea de salvación es la de escapar de la muerte física (cf. 9,24). El otro increpa a su compañero: aunque el suplicio sea el mismo, no va a serlo la sentencia definitiva que se aproxima (40). Se confiesa culpable y reconoce a Jesús inocente (41). La respuesta de Jesús sobrepasa toda su esperanza (42s): no un día indeterminado, sino hoy (cf. 2,11; 4,21; 5,26; 19,5.9); no sólo se acordará de él, sino que participará de su reino. El paraíso: el mundo futuro no está relegado al final de la historia; se inaugura con la muerte de Jesús.

Mediodía (44), lit. "hora sexta"; tinieblas, vse. Mc 15,33. El templo ha perdido su función y queda vacío (cf. 13,35). Dios está ahora patente en la cruz de Jesús (45). Grito (46): pone en manos del Padre el Espíritu que había recibido (3,22), y que volverá a tomar para derramarlo sobre los suyos (Hch 2,33), se expresa así la voluntariedad de la muerte (cf. Sal 31,6, del justo que padece).

El pagano comprende lo que no ven los judíos (cf. 13,29); es un discípulo de la Sabiduría (7,35) (47). Pesar y arrepentimiento de las multitudes (cf. 18,13; Hch 2,37) (48, cf. v.35a): lo ocurrido, en particular las tinieblas, anuncia desastre para el pueblo (Am 8,9; Jr 15,8s). Los conocidos (49), a distancia (cf. 22,54, de Pedro): no comprenden el significado de la muerte. Mujeres (cf. 8,2s), testigos de la muerte, como lo serán de la sepultura (23,55) y de la resurrección (24,10).

CONDENA A MUERTE. Lc 23,13-25.

13 Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo,
14 y les dijo:
- Me habéis traído a este hombre como si fuera un agitador del pueblo; pues bien, yo lo he interrogado delante de vosotros y no he encontrado en él ninguno de los delitos de que lo acusáis.
15 Herodes tampoco, porque nos lo ha devuelto. Ya veis que no ha hecho nada que merezca la muerte,
16 así que le daré un escarmiento y lo soltaré.

18 Pero ellos gritaron todos a una:
- ¡Quita de en medio a ése y suéltanos a Barrabás!
19 (A este último lo habían metido en la cárcel por cierta sedición acaecida en la ciudad y por asesinato.)
20 Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús.
21 Pero ellos vociferaban:
- ¡Crucifícalo, crucifícalo!
22 Él les dijo por tercera vez:
- Y ¿qué ha hecho éste de malo? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte, así que le daré un escarmiento y lo soltaré.
23 Ellos insistían a grandes voces en que lo crucificara, y las voces iban arreciando.
24 Pilato decidió que se hiciera lo que pedían:
25 soltó al que reclamaban (al que habían metido en la cárcel por sedición y asesinato) y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.


EXPLICACIÓN.

Todo Israel, dirigentes y pueblo, convocado por Pilato a participar en el juicio de Jesús (13). Dos testigos a favor de la inocencia: Pilato y Herodes (14s); deberían bastar para probarla (cf. Dt 19,15).

Escarmiento (16): Pilato no asume su responsabilidad. De ahí la reacción unánime. (Ciertos mss. añaden un v.17, no auténtico). Odio a Jesús de sus dirigentes y pueblo (18). Barrabás, rebelde y asesino (19). Hasta ese momento, el pueblo había estado con Jesús (cf. 19,48; 20,19; 21,38); ahora se pone contra él y toma partido por los dirigentes (cf. 11,24-26); no sólo se somete a sus opresores, sino que se hace cómplice de su asesinato.

Nuevo intento de Pilato y oposición irreductible (20s). Tercer intento, sin resultado; su actitud indecisa lo ha perdido (22). Cede al clamor. La libertad de Barrabás presagia la violencia que dará lugar a la destrucción de Jerusalén (cf. 19,43s); la ciudad no reconoce lo que lleva a la paz (19,42) (23).

La triple negación de Jesús por parte del pueblo es definitiva, como la de Pedro. Éste, sin embargo, se arrepentirá de ella, por no haberse aliado con el sistema injusto; el pueblo, en cambio, al igual que Judas, no ha dado nunca plena adhesión a Jesús y, ante su aparente fracaso e impotencia, opta por aliarse con los más fuertes. Pilato cede en toda la línea (24). Israel ha rechazado al Mesías (20,14s) (25).

martes, 25 de enero de 2011

ANTE HERDOES. Lc 23,8-12.

8 Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; hacía tiempo que estaba deseando verlo por lo que oía de él, y esperaba verlo realizar algún milagro.
9 Le hizo numerosas preguntas, pero Jesús no le contestó palabra.
10 Estaban allí los sumos sacerdotes y los letrados acusándolo con vehemencia.
11 Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio; para burlarse de él, le hizo poner un ropaje espléndido y se lo remitió a Pilato.
12 Aquel día se hicieron amigos Herodes y Pilato, que antes estaban enemistados.


EXPLICACIÓN.

8-12. Gran curiosidad de Herodes (cf. 9,9), que Jesús no satisface. Como en otra ocasión (13,31s), no reconoce la autoridad de Herodes (8s). Acusación insistente (10). Herodes no entiende a este preso, que no se defiende ni le pide ayuda; lo trata como a un loco (11). Los poderosos se reconcilian a costa de la dignidad de un hombre (12).

ANTE PILATO. Lc 23,1-7.

23 1 Se levantó toda la asamblea y condujeron a Jesús a presencia de Pilato.
2 Empezaron la acusación diciendo:
- Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, impidiendo que se paguen impuestos al Cesar y afirmando que él es Mesías y rey.
3 Pilato lo interrogó:
- ¿Tú eres el rey de los judíos?
Él le contestó declarando:
- Tú lo estás diciendo.
4 Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a las multitudes:
- No encuentro ningún delito en este hombre.
5 Ellos insistían:
- Solivianta al pueblo enseñando por todo el país judío; empezó en Galilea y ha llegado hasta aquí.
6 Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo: al enterarse de que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo remitió a Herodes, que estaba también en la ciudad de Jerusalén por aquellos días.


EXPLICACIÓN.

El Consejo en pleno conduce a Jesús. Ausencia del pueblo (1). Inculpación: agitación sediciosa; prohibir pagar el tributo, propio de los nacionalistas exaltados (cf. 20,20-26); Mesías-rey: añaden el segundo término para que Pilato perciba claramente las implicaciones del primer título: rival del emperador (2).

Pilato interroga, queriéndose cerciorar de la verdad de la acusación (3): estima que la respuesta de Jesús no es motivo suficiente para condenarlo (4). Los dirigentes refuerzan la acusación indicando el ámbito de la actividad de Jesús; la mención de Galilea, reducto de los nacionalistas fanáticos, debe aumentar las sospechas (5). Herodes, tetrarca de Galilea (3,1; cf. 9,7-9; 13,31), podía tener más información sobre la actividad de Jesús en aquella región (6s).

JESÚS ANTE EL CONSEJO. Lc 22,66-71.

66 Cuando se hizo de día, se reunieron los sacerdotes del pueblo, así como los sumos sacerdotes y letrados, y, haciendo comparecer a Jesús ante su Consejo,
67 le dijeron:
- Si tú eres el Mesías, dínoslo.
Él les contestó:
- Si os lo digo, no lo vais a creer,
68 y, si os hago preguntas, no me vais a contestar.
69 Pero de ahora en adelante el Hombre estará sentado a la derecha de la Potencia de Dios.
70 Dijeron todos:
- Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?
Él les declaró:
- Vosotros lo estáis diciendo, yo soy.
71 Ellos dijeron:
-¿Qué necesidad tenemos ya de testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.


EXPLICACIÓN.

66-71. Reunión del Consejo (66). Los dirigentes saben más que las multitudes; no preguntan a Jesús si es un profeta, sino si es el Mesías. No comparecen testigos ni se presentan acusaciones. Jesús no puede aceptar el título de Mesías sin más explicación (cf. 9,20s) (67s). Quieren que se declare Mesías para acusarlo ante la autoridad romana (cf. 23,2).

Declaración de Jesús (69): rango divino del Hombre, a quien Dios va a reivindicar contra sus enemigos (Sal 110,1; cf. Mc 20,42s) en la historia (de ahora en adelante), a comenzar por la ruina de Jerusalén y de la nación judía. Condenar al Hombre es oponerse a Dios. El Hijo de Dios (cf. 1,35) implica la idea del Mesías (cf. Sal 2,7) (70) y esta declaración les basta. No hay sentencia por parte del Consejo (71).

LA BURLA. Lc 22,63-65.

63 Los hombres que tenían preso a Jesús le daban golpes burlándose de él.
64 Tapándole los ojos, le preguntaban:
- Adivina, profeta, ¿quién te ha pegado?
65 Y lo insultaban de otras muchas maneras.


EXPLICACIÓN.

63-65. Los esbirros pretenden ridiculizar la fama de profeta que tenía Jesús entre el pueblo (7,16; 9,7s.29).

PEDRO NIEGA A JESÚS. Lc 22,54-62.

54 Lo prendieron, se lo llevaron y lo condujeron a la casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía de lejos.
55 Encendieron un fuego en medio del patio y se sentaron juntos, y Pedro se sentó entre ellos.
56 Una criada, al verlo sentado a la lumbre, se le quedó mirando y dijo:
- También éste estaba con él.
57 Pero él lo negó diciendo:
- No sé quién es, mujer.
58 Poco después lo vio otro y le dijo:
- Tú también eres de ellos.
Pedro replicó:
- No, hombre; yo, no.
59 Pasada la cosa de una hora, otro insistía:
- Seguro, también éste estaba con él, porque es también galileo.
60 Pedro, contestó:
- Hombre, no sé de qué hablas.
Y al instante, mientras aún estaba hablando, cantó un gallo.
61 El Señor, volviéndose, fijó la mirada en Pedro, y Pedro se acordó de lo que el Señor le había dicho: "Antes que cante hoy el gallo, me negarás tres veces".
62 Y, saliendo fuera, lloró amargamente.


EXPLICACIÓN.

54-62. Pedro sigue a distancia: no comparte la actitud de Jesús (54). Se mezcla con los que lo han prendido (55). Comienza el juicio de Pedro: por mantener su ideal de un mesías triunfador, niega tres veces (de modo definitivo) ser discípulo de Jesús; ha sucumbido a la tentación (22,31.34.40.46). Declara no saber quién es Jesús (56s), no pertenecer al grupo de sus compañeros (58), ni entender siquiera lo que significa estar con Jesús (59s). Jesús no lo abandona; su mirada vence la obstinación de Pedro (61s).

TRAICIÓN Y PRENDIMIENTO. Lc 22,47-53.

47 Aún estaba hablando cuando apareció gente: el llamado Judas, uno de los Doce, iba en cabeza y se acercó a Jesús para besarlo.
48 Jesús le dijo:
- Judas, ¿con un beso entregas al Hombre?
49 Dándose cuenta de lo que iba a pasar, los que estaban en torno a él dijeron:
- Señor, ¿atacamos con el machete?
50 Y uno de ellos atacó al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.
51 Jesús intervino diciendo:
- Dejad que lleguen hasta eso.
Y, tocándole la oreja, lo curó.
52 Entonces dijo Jesús a los sumos sacerdotes, a los oficiales del templo y a los senadores que habían ido a prenderlo:
- Habéis salido con machetes y palos, como a caza de un bandido.
53 Mientras a diario estaba en el templo con vosotros, no me pusisteis las manos encima. Pero ésta es vuestra, la del poder de las tinieblas.


EXPLICACIÓN.

47-53. El beso de Judas (47) provoca la reacción de Jesús: bajo la amistad se esconde la traición (48); entregar al Hombre, traicionar todo valor humano. Los discípulos están dispuestos a la lucha (cf. 22,38); intento de defensa violenta (49), detenido por Jesús. Cortar la oreja al siervo/representante del sumo sacerdote (50), intento de destituir al detentador de un sacerdocio ilegítimo (cf. Éx 29,20; Lv 8,23); la curación (propia de Lc) (51) muestra que Jesús no pretende tomar el puesto de la institución judía.

Presencia de las autoridades (52, cf. 22,4). Bandido designaba a los nacionalistas violentos (cf. 6,15: Simón el Fanático). Jesús ha venido para liberar a los que viven en las tinieblas/opresión (cf. 1,79). La hora/muerte de Jesús pondrá fin a la hora de las tinieblas; su victoria permitirá salir de su dominio. Lc no menciona la huida de los discípulos (53).

miércoles, 19 de enero de 2011

ORACIÓN DE JESÚS EN EL MONTE DE LOS OLIVOS. Lc 22,39-46.

39 Salió entonces y se dirigió, como de costumbre, al Monte de los Olivos, y lo siguieron también los discípulos.
40 Llegado a aquel lugar les dijo:
- Pedid no ceder a la tentación.
41 Entonces él se alejó de ellos a distancia como de un tiro de piedra y se puso a orar de rodillas,
42 diciendo:
- Padre, si quieres, aparta de mí este trago; sin embargo, que no se realice mi designio, sino el tuyo.
45 Levantándose de la oración fue adonde estaban los discípulos, los encontró dormidos por la tristeza
46 y les dijo:
-¡Conque durmiendo! Levantaos y pedid no ceder a la tentación.


EXPLICACIÓN.

39-46. El lugar era habitualmente frecuentado por Jesús (39s); éste no se oculta para evitar su prendimiento. Invita a los discípulos a renunciar a su proyecto mesiánico nacionalista (40: la tentación). La petición a Dios les haría comprender el designio divino. Lc recalca la oración de Jesús en los momentos decisivos de su vida (cf. 3,21; 5,16; 6,12; 9,18.28s; 11,1). Orar de rodillas, cf. 1 Re 8,54; Esd 9,5; Dn 6,11.

Como Jesús pone el designio del Padre por encima de cualquier designio propio (42), ellos deberían aceptar el destino del Hombre (9,22.44; 18,31-33), renunciando a la idea de Mesías que se han forjado. El trago (42), lit. "la copa" (cf. Sal 11,6; 16,5; 23,5), conexión con 22,17s. Ésta es la copa que el Padre le ofrecía y que los Doce debían repartir entre ellos.

Ls vv. 43-44: "Se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba. Al entrarle la angustia se puso a orar con más insistencia; le chorreaba hasta el suelo un sudor parecido a goterones de sangre", no son originales de Lc, sino una inserción, aunque el texto es muy antiguo. Subrayan la dureza de la lucha interior de Jesús.

Los discípulos no han hecho caso de la recomendación de Jesús (cf. 9,32); se prepara la defección (45s).

NUEVAS CIRCUNSTANCIAS. Lc 22,35-38.

35 Y dijo a todos:
- Cuando os envié sin bolsa ni alforja ni sandalias, ¿acaso os faltó algo?
Ellos contestaron:
- Nada.
36 Él añadió:
- Pues ahora, el que tenga bolsa, que la coja, y lo mismo la alforja; y el que no tenga, que venda el manto y se compre un machete.
37 Porque os digo que tiene que realizarse en mí lo que está escrito: "Lo tuvieron por un hombre sin ley". De hecho, lo que a mí se refiere toca a su fin.
38 Ellos dijeron:
- Señor, aquí hay dos machetes.
Les replicó:
- ¡Basta ya!


EXPLICACIÓN.

35-38. Jesús les recuerda las condiciones en que envió a ellos y a otros a la misión (9,3; 10,4). Las circunstancias han cambiado; entonces, aunque fueran rechazados (9,5), no llegó a peligrar su vida; Jesús era considerado un profeta (9,7s). Ahora en cambio, va a ser condenado como un criminal; sin ley, como un pagano (Is 53,12) (37). La hostilidad contra los discípulos va a ser extrema, como la que existe contra Jesús (cf. 9,22.44, contra el Hombre).

Bolsa, alforja, machete (36): nadie va a proporcionarles sustento ni a defenderlos; no podrán contar con ayuda alguna. Llevados de su deseo de triunfo, interpretarán literalmente el dicho de Jesús y se muestran dispuestos a luchar (cf. 22,33: la prontitud de Pedro) (38). Jesús expresa su hastío (cf. 1 Re 19,4; Dt 3,26).

PREDICE LAS NEGACIONES DE PEDRO. Lc 22,31-34.

31 ¡Simón, Simón! Mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como el trigo,
32 pero yo he rogado por ti para que no llegue a faltarte la fe. Y tú, cuando te conviertas, afianza a tus hermanos.
33 Él le repuso:
- Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte.
34 Replicó Jesús:
- Te digo, Pedro, que no cantará el gallo antes que hayas negado tres veces que me conoces.


EXPLICACIÓN.

31-34. Simón Pedro, en nombre de todos, había identificado a Jesús con el Mesías nacionalista de la expectación popular (9,20). A pesar de la explicación de Jesús (9,21s), los discípulos siguen aferrados a esa idea mesiánica. Ésta dará pie a la tentación, y es Pedro el que se encuentra en mayor peligro.

Jesús lo llama por su nombre (31: Simón, Simón; cf. 10,41: "Marta, Marta", figura de los Doce), no por el sobrenombre; la repetición subraya la importancia del aviso. Satanás, el poder y su ambición (cf. 22,24), encarnados en el mesianismo nacionalista. Cribar, separar el trigo de la paja. Las tentaciones que han fallado con Jesús se dirigen ahora contra el grupo de discípulos, intentando destruirlo. Judas ya ha sido vencido (22,3).

La oración de Jesús pretende conseguir que el espíritu nacionalista de Pedro no acabe prevaleciendo sobre la adhesión a él. Afianzar a los hermanos (32) en la adhesión a Jesús. El momento de la prueba será el de la pasión y muerte de Jesús, cuando todos van a fallar.

Pedro no acepta el aviso; quiere mostrar que no necesita que Jesús ore por él (33). Ante su presunción, Jesús lo llama por el sobrenombre (34: Te digo, Pedro/piedra, cf. 6,14), que retrata su obstinación. Tres veces, negación total y definitiva; la oración de Jesús no consigue evitar su defección. Sólo el amor indefectible de Jesús lo rescatará de ella (22,61s). La plena conversión de Pedro requerirá un largo proceso (22,54-62; Hch 10,11-16; 11,5-10; 12,11.17).

LA VERDADERA GRANDEZA. PROMESA. Lc 22,24-30.

24 Surgió además entre ellos una disputa sobre cuál de ellos debía ser considerado el más grande.
25 Jesús les dijo:
- Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad sobre ellas se hacen llamar bienhechores.
26 Pero vosotros, nada de eso: al contrario, el más grande entre vosotros iguálese al más joven, y el que dirige al que sirve.
27 Vamos a ver, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? El que está a la mesa, ¿verdad? Pues yo estoy entre vosotros como el que sirve.
28 Sois vosotros los que os habéis mantenido a mi lado en las tentaciones,
29 y yo os confiero la realeza como mi Padre me la confirió a mí.
30 Cuando yo reine, comeréis y beberéis a mi mesa y os sentaréis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.


EXPLICACIÓN.

24-30 Los discípulos no han hecho el compromiso significado por la copa: siguen manifestando su deseo de grandeza (9,46-48) (24). Bienhechores (25), título que se asignaban algunos reyes helenistas. A diferencia de los reinos paganos, en el reino de Dios (sociedad alternativa) no hay lugar para el dominio (cf. 1 Sm 8,5) ni éste se considera un beneficio; se practica la igualdad y el servicio mutuo (26).

El más joven, que carecía de todo rango, opuesto al "anciano"/presbítero, institución judía (cf. 22,66: senadores = presbíteros/ancianos). El liderazgo se identifica con el servicio. Jesús pone como ejemplo su propio comportamiento (27); ante esto, no cabe invocar privilegios.

Las tentaciones (28) remiten a las del desierto (4,1-13), verificadas a lo largo de la vida pública. Aunque no aceptan la entrega del Hombre (9,22.44s; 18,31-34), los discípulos no han abandonado a Jesús. A esta lealtad responderá Jesús con el don de su propia realeza (la del Mesías/Ungido por el Espíritu, que hace hijos de Dios, 3,22), para que puedan participar en el banquete de su Reino (29).

Cuando yo reine (30), lit. "en mi Reino", el reinado de Dios ejercido en la tierra (cf. 5,24: autoridad de Jesús en la tierra, perdonando y dando vida; contraste con 22,25: dominio de los reyes de las naciones). El juicio se inaugurará con la muerte de Jesús: a lo largo de la historia, la respuesta de la comunidad creyente juzgará la actitud del Israel histórico que ha rechazado al Mesías, su rey (cf. 13,28-30; 14,24; 23,39-43).

LA EUCARISTÍA. ANUNCIO DE LA TRAICIÓN.Lc 22,14-23.

14 Cuando llegó la hora, se recostó Jesús a la mesa y los apóstoles con él;
15 y les dijo:
- ¡Cuánto he deseado cenar con vosotros esta Pascua antes de mi Pasión!
16 Porque os digo que no la comeré más hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios.
17 Aceptando una copa pronunció una acción de gracias y dijo:
- Tomad, repartidla entre vosotros;
18 porque os digo que desde ahora no beberé más del producto de la vid hasta que no llegue el reinado de Dios.
19 Y cogiendo un pan pronunció una acción de gracias, lo partió y se lo dio a ellos diciendo:
- Esto es mi cuerpo.
21 Pero mirad, la mano del que me entrega está a la mesa conmigo.
22 Porque el Hombre se va, según lo establecido, pero ¡ay del hombre que lo entrega!
23 Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién podría ser el que iba a hacer aquello.


EXPLICACIÓN.

14-23. La denominación los apóstoles o enviados (= 22,11: "los discípulos"), pone a la eucaristía bajo el signo de la misión: el compromiso que ella supone será el que los capacite para llevarla a cabo. Vivo deseo (15), en relación con el de completar su obra (12,50) y con el hambre en el desierto (4,2). En esta cena Jesús va a dejar el alimento de su comunidad para el futuro (cf. 11,3; 12,37).

La Pascua, el éxodo liberador (cf. 9,31), no es sólo para Israel, sino para la humanidad entera: no tendrá plena realidad hasta que los paganos reciban el mensaje (16: el reino de Dios; cf. 9,27; 13,28s; 21,31).

Lc difiere de Mt y Mc por colocar una copa antes del pan. Jesús acepta la copa (17): se adivina la figura del Padre que le ofrece su pasión y muerte 8cf. 22,42) como expresión de la entrega total por amor a la humanidad. Esta copa/amor es un del del Padre a Jesús y a todos los hombres; da gracias al Padre por ese amor, que es en él una realidad (3,22: el Espíritu) e invita a los discípulos a aceptarlo, comprometiéndose a una entrega como la suya (9,24).

El producto de la vid (18), alusión a la parábola de los viñadores (20,9-19); el reinado de Dios, inaugurando con la entrada de los paganos (20,16: "dará la viña a otros"); la calidad de amor expresada por la copa (5,37s: el vino nuevo) se hará realidad cuando se extienda la misión a la humanidad entera (cf. hch 1,8). La aceptación de la copa renueva el compromiso de Jesús en su bautismo (3,21-23; cf. 12,50); su aceptación por los discípulos implica el mismo compromiso y la recepción del Espíritu.

Una vez confirmado su compromiso, Jesús se entrega como modelo de vida y para comunicar vida (el pan) a los que han hecho el mismo compromiso sin miedo a la muerte (la copa). Por propia iniciativa coge un pan (19), don de Dios creador (acción de gracias). Este pan, que lo representa a él mismo, es el don máximo de Dios: el HOmbre-Dios en quien culmina la creación.

Las palabras que explican el significado del pan son las de Mc 14,22. El cuerpo = la persona en su identidad reconocible, presencia y actividad. El pan/cuerpo dado a los discípulos lleva consigo el don del Espíritu, respuesta de Jesús a los que han hecho un compromiso semejante al suyo. Lc no menciona que los apóstoles beban de la copa o coman el pan. La respuesta a la invitación de Jesús tendrán que darla con su propia vida.

De este análisis se desprende que los vv. 19-20: "que se entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía. Después de cenar hizo igual con la copa diciendo: "Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros", son una interpolación inspirada en 1 Cor 11,24b-25. De hecho, están ausentes en el cld. Beza y en algunas versiones occidentales, la lengua presenta rasgos no lucanos y el significado de la segunda copa no podría ser distinto del de la primera, la aceptación por parte del discípulo de la entrega de Jesús y de la suya propia. Además, el texto breve explica la denominación "la fracción del pan" usada por Lc para la eucaristía (Hch 2,42.46; 20,7.11), sin alusión a la copa.

Mención del traidor (21s), vse. Mc 14,18-21. Perplejidad de los discípulos (23).

martes, 18 de enero de 2011

PREPARACIÓN DE LA PASCUA. Lc 22,7-13.

7 Llegó el día de los Ázimos, en que había que sacrificar el cordero pascual.
8 Entonces envió a Pedro y a Juan diciéndoles:
- Id a preparar la cena de Pascua.
9 Le preguntaron:
- ¿Dónde quieres que la preparemos?
10 Les contestó:
- Al entrar en la ciudad os encontraréis con un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo hasta la casa donde entre
11 y decidle al dueño de la casa: "El Maestro te pregunta dónde está la posada donde van a celebrar la cena de Pascua con sus discípulos".
12 Él os mostrará un local grande, en alto, con divanes. Preparadla allí.
13 Ellos se fueron, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.


EXPLICACIÓN.

7-13. Vse. Mc 14,12-21. En Lc, la iniciativa de la preparación parte de Jesús; se precisa, además, que los dos discípulos enviados a "la ciudad" son Pedro y Juan (cf. Hch 3,1.11; 8,14).

VII. LA PASCUA: PASIÓN, MUERTE, RESURRECCIÓN, ASCENSIÓN. Complot contra Jesús. Lc 22,1-6

22 1 Se acercaba la fiesta de los Ázimos, llamada la Pascua.
2 Los sumos sacerdotes y los letrados andaban buscando la manera de darle muerte, pues tenían miedo del pueblo.
3 Pero entró Satanás en Judas, el llamado Iscariote, que pertenecía al grupo de los Doce,
4 y éste fue a tratar con los sumos sacerdotes y los oficiales la manera de entregárselo.
5 Ellos se alegraron y se comprometieron a darle dinero.
6 Judas aceptó y andaba buscando una ocasión propicia para entregárselo a ellos sin que se enterara la multitud.


EXPLICACIÓN.

Séptima sección del Evangelio (22,1-24,53) Pasión, muerte y resurrección de Jesús.

22,1-6 Nueva datación (1). La jerarquía sacerdotal y los letrados llevan la acción contra Jesús, pero con cautela, por miedo a la reacción del pueblo (2). Satanás, figura del poder y de la ambición que suscita Judas, uno de los Doce, quiere congraciarse con los círculos dirigentes entregándoles a Jesús. Los oficiales, los jefes de la policía del templo (3s).

La inesperada decisión de Judas saca a los dirigentes de un atolladero. Oferta de dinero (5): Judas es aceptado por la institución con la que había roto. La multitud (6) de peregrinos que llenaban la ciudad durante las fiestas de Pascua.

PREDICCIÓN DE LA RUINA DEL TEMPLO.

5 Como algunos hablaban del templo, ponderando la calidad de la piedra y el adorno de los exvotos, dijo:
6 - Eso que contempláis llegará un día en que no dejarán piedra sobre piedra que no derriben.

LA GUERRA NO ANUNCIA EL FIN. PERSECUCIONES.

7 Entonces le hicieron esta pregunta:
- Maestro, ¿cuándo va a ocurrir eso? y ¿cuál será la señal, cuando eso esté para suceder?
8 Él respondió:
- Cuidado con dejarse extraviar, porque van a llegar muchos diciendo en nombre mío: "Yo soy" y "El momento está cerca"; no os vayáis tras ellos.
9 Cuando oigáis estruendo de batallas y subversiones, no tengáis pánico, porque eso tiene que suceder primero, pero el fin no será inmediato.
10 Entonces dijo a los discípulos:
- Se alzará nación contra nación y reino contra reino,
11 habrá grandes terremotos y, en diversos lugares, hambre y epidemias; habrá fenómenos terribles y señales grandes en el cielo.
12 Pero antes de todo eso os perseguirán y os echarán mano, para entregaros a las sinagogas y cárceles y conduciros ante reyes y gobernadores por causa mía.
13 Tendréis en eso una prueba.
14 Ahora, haced el propósito de no preocuparos por vuestra defensa,
15 porque yo os daré palabras tan acertadas que ninguno de vuestros adversarios podrá haceros frente o contradeciros.
16 Hasta vuestros padres y hermanos, parientes y amigos, os entregarán y os harán morir a algunos.
17 Seréis odiados de todos por razón de mi persona,
18 pero no perderéis ni un pelo de la cabeza.
19 Con vuestra constancia conseguiréis la vida.

PREDICE LA RUINA DE JERUSALÉN.

20 Cuando veáis que Jerusalén va siendo sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su devastación.
21 Entonces, los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad;
22 porque ésos son días de reivindicación en que se cumplirá todo lo que está escrito.
23 ¡Pobres las que están encinta o criando en aquellos días! Porque habrá una necesidad tremenda en la tierra y un castigo para este pueblo.
24 Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que los plazos de los paganos se cumplan.

LA CAÍDA DE LOS IMPERIOS. EL TRIUNFO DEL HIJO DEL HOMBRE.

25 Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas, y en la tierra las naciones paganas serán presa de angustia, en vilo por el estruendo del mar y el oleaje,
26 mientras los hombres quedarán sin aliento por la temerosa expectación de lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo vacilarán.
27 Entonces verán llegar al Hombre en una nube con gran potencia y gloria.
28 Cuando empiece a suceder esto, poneos derechos y alzad la cabeza, porque está cerca vuestra liberación.

PROXIMIDAD DE LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN.

29 Y les puso una comparación:
- Fijaos en la higuera o en cualquier árbol:
30 cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca.
31 Pues lo mismo, cuando veáis vosotros que están sucediendo estas cosas, sabed que está cerca el reinado de Dios.
32 Os aseguro que no pasará esta generación sin que todo suceda.
33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

EXHORTACIÓN A LA VIGILANCIA.

34 Andaos con cuidado, que no se os embote la mente con el vicio, la borrachera y las preocupaciones de la vida, y el día aquel se os eche encima de improviso;
35 porque caerá como un lazo sobre todos los que habitan la faz de la tierra.
36 Ahuyentad el sueño y pedid fuerza en cada momento para escapar de todo lo que va a venir y poder manteneros de pie ante el Hombre.
37 De día estaba enseñando en el templo, y salía a pasar la noche al monte que llaman de los Olivos.
38 El pueblo en masa madrugaba para acudir al templo a escucharlo.


EXPLICACIÓN.

5-38. En Lc, la predicción de Jesús y su discurso sobre el futuro de Jerusalén y del templo y sobre el reinado de Dios en la historia se pronuncian dentro del templo y se dirigen a los que escuchaban su enseñanza (cf. Mt 24; Mc 13).

(5s) A la admiración por la belleza del templo responde Jesús con la predicción de su ruina (cf. 19,41-44: lamento sobre Jerusalén).

(7) La pregunta siguiente no manifiesta sorpresa; de hecho, se pensaba que estaba próximo el cumplimiento de la profecía de las setenta semanas (Dn 9,24-27), y que el momento de máxima ruina señalaría el comienzo de la restauración de Israel y la derrota de los paganos (Dn 7,27). La pregunta es doble: quieren saber el momento en que tendrá lugar el desastre y, en segundo lugar, cuál será la señal que anuncie la inversión del curso de los acontecimientos y la restauración.

(8-19) Comienza el discurso previniendo contra un engaño: el desastre no anuncia una restauración: el presupuesto de la pregunta es falso. De hecho, dentro del grupo judeocreyente muchos simularán espíritu de profecía: atribuirán a Jesús el papel de restaurador de Israel (Yo soy: el Mesías nacionalista) y anunciarán la inminencia de su intervención (el momento está cerca) (8).

Sin embargo, los acontecimientos guerreros no anunciarán el fin de la opresión ni la inmediata restauración mesiánica (9). Habrá guerra y desastres (10s). Pero, lo mismo que el rechazo de "el Hombre" había de proceder a la destrucción de Jerusalén, también los discípulos serán perseguidos de parte de los poderes judíos y paganos. Esto los confirmará en la verdad de su postura (cf. 6,22) (12s).

No preparar ninguna defensa, lo que equivaldría a reconocer la legitimidad del tribunal, sino esperar las palabras eficaces que se les inspiren (14s, cf. 12,11s). Serán sus connacionales judíos los que más se ensañen con ellos, pues el mensaje universalista del Reino anula el privilegio de Israel (16s). Confianza (cf. 12,7) (18). Lo importante es no cejar ante esa oposición a muerte por parte de la sociedad. La constancia garantiza la vida, como producía el fruto (8,15) (19).

(20-24) Jesús niega el segundo presupuesto de la pregunta, la aparición de una señal salvadora. Cerco de Jerusalén. Su ruina corresponde al "día del Hombre" (17,24.37; cf. 13,35; 19,27.41-44; 20,16). La destrucción llegará hasta el final (cf. v.6), la única solución es una huida lo más rápida posible (21). Son los días del desquite o de la justicia (cf. 18,1-8); todo lo escrito, cf. 11,50s (22).

Compasión de Jesús por las víctimas inocentes (23). Dispersión de los judíos y humillación de Jerusalén (cf. 13,35). Esta ruina inaugura la época de los paganos, que significa la llegada del reinado de Dios (9,27) (24).

(25-28). Acontecimientos posteriores, en contexto pagano. La caída del régimen opresor judíos, consecuencia histórica del rechazo de Jesús, será seguida por la caída sucesiva de los opresores paganos, consecuencia del rechazo y persecución contra el mensaje; vse. Mc 13,24-27; éste será el curso de la historia.

La catástrofe cósmica era símbolo de la caída de un orden social injusto (Is 13,10; 34,4; Ez 32,7s; Jl 2,10.31; 3,15), que aparece como la inauguración de un mundo diverso; las potencias del cielo, los poderes divinizados (25s).

Es el triunfo del Hombre sobre los opresores; su gran potencia de vida se opone a "las potencias" de muerte que vacilan; su gloria o realeza, a la realeza de los opresores que declina (27). Ante la ruina de un orden social injusto, que espanta a los hombres, los discípulos, cuya labor ha contribuido a esa caída, lejos de temer (cf. 21,9), han de cobrar ánimos, pues para ellos es señal de liberación (28).

(29-33). Respuesta a la cuestión del cuándo (v.7). En primer lugar, Jesús expone el horizonte positivo que abre la destrucción de Jerusalén: anuncio del verano, tiempo de la cosecha y de alegría: la llegada del reinado de Dios o entrada de los paganos en el Reino. Jerusalén y lo que ésta representa son el obstáculo a ella (29-31).

La destrucción de Jerusalén y la entrada de los paganos sucederán dentro de la generación contemporánea de Jesús (32). Certeza (33).

(34-36) Aviso a los discípulos: el día aquel (34), distinto del de la destrucción de Jerusalén, es el de la llegada del Hombre (v.27), que sigue a la caída de los opresores. Los discípulos han debido prepararlo, desafiando a la persecución y la muerte (vv. 12-19).

Para ello, evitar la vida disoluta y la preocupación por el dinero, que ahogan el mensaje (cf. 8,14) y les impedirían buscar el reinado de Dios (cf. 12,31). Si están integrados en la sociedad injusta que se deshace, correrán su misma suerte, la llegada del Hombre no será para ellos liberación (v.28) (35). Actividad, aguante y confianza (cf. v.19); así, el encuentro con el Hombre que llega será para ellos vida (cf. 12,40) (36).

(37s) Se cierra la actividad de Jesús en el templo. Interés de pueblo por su enseñanza.

domingo, 9 de enero de 2011

EL DONATIVO DE LA VIUDA Lc 21,1-4.

21 1 Alzando los ojos vio a los ricos que echaban sus donativos en el tesoro del templo;
2 vio también a una viuda muy pobre que echaba unos céntimos
3 y dijo:
- Esa viuda, que es pobre, ha echado más que nadie, os lo aseguro;
4 porque todos ésos han echado donativos de lo que les sobra: ella, en cambio. sacándolo de su falta, ha echado todo lo que tenía para vivir.


EXPLICACIÓN.

Con el ejemplo de la viuda muestra Jesús que Israel no podía satisfacer a Dios dándole lo superfluo, sino con su entrega total a él (cf. 10,27). Dios no necesita cosas, quiere la confianza total de la persona.

DENUNCIA DE LOS LETRADOS Lc 20,45-47.

45 Delante de todo el pueblo que lo escuchaba dijo a sus discípulos:
46 -¡Atención con los letrados!, esos que gustan de pasearse con sus vestiduras y son amigos de que les hagan reverencias por la calle, de los primeros asientos en la sinagoga y de los primeros puestos en los banquetes;
47 los que se comen los hogares de las viudas con pretexto de largos rezos. Esos tales recibirán una sentencia muy severa.


EXPLICACIÓN.

Los letrados, maestros de la Ley. Ambición de honores, tanto en la vida civil como en la religiosa (46); codicia de dinero, que usa le religión para explotar a los más indefensos, cuyo prototipo son las viudas (cf. Is 10,1s) (47). La búsqueda de honores y la pretensión de superioridad habían sido estigmatizadas por Jesús (14,7-11; 16,15).