martes, 9 de noviembre de 2010

JESÚS E ISRAEL: LA HIJA DE JAIRO Y LA MUJER CON FLUJOS. Lc 8,40-56.

40 Al regresar Jesús la multitud le dio la bienvenida, pues todos estaban aguardándolo.
41 En esto llegó un hombre llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga, y se echó a los pies de Jesús suplicándole que fuera a su casa,
42 porque tenía una hija única, de doce años, y se estaba muriendo.
Mientras iba de camino, las multitudes lo asfixiaban.
43 Una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años y que había malgastado toda su fortuna en médicos sin que ninguno pudiera curarla,
44 se acercó y le tocó por detrás el borde del manto; en el acto se le cortaron los flujos.
45 Jesús preguntó:
- ¿Quién me ha tocado?
Mientras todos decían que ellos no, le repuso Pedro:
- ¡Jefe, si las multitudes te aprietan y te estrujan!
46 Pero Jesús dijo:
- Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza salía de mí.
47 Viendo la mujer que no había pasado inadvertida, se acercó temblorosa, se postró ante él y explicó delante de todo el pueblo por qué motivo lo había tocado y cómo se había curado en el acto.
48 Él le dijo:
- Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz.
49 Aún estaba hablando, cuando llegó uno de casa del jefe de sinagoga a decirle:
- Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
50 Pero Jesús lo oyó y le repuso:
- No temas; basta que tengas fe y se salvará.
51 Al llegar a la casa, no dejó entrar con él más que a Pedro, a Juan y a Santiago, el padre y la madre de la niña.
52 Todos lloraban y hacían duelo por ella. Pero él dijo:
- No lloréis, que no ha muerto; está durmiendo.
53 Todos se reían de él, sabiendo que había muerto.
54 Pero él la cogió de la mano y la llamó diciendo:
- Niña, levántate.
55 Le volvió el aliento y se puso en pie al instante: él mandó que le dieran de comer.
56 Sus padres se quedaron atónitos, pero Jesús les ordenó que no dijeran a nadie lo sucedido.


EXPLICACIÓN.

D'. Jesús e Israel. 40-56. La hija única de Jairo, figura femenina correspondiente al hijo único de la viuda (7,11-17); uno y otra representan al pueblo de Israel (42: doce años), ahora como sometido a la institución (41.49: jefe de la sinagoga).

La mujer con flujos representa a la parte de Israel (43: doce años) marginada (impura) por la institución religiosa; no ha encontrado solución mientras se ha atenido a las categorías impuestas por la religión; finalmente, desentendiéndose de la Ley, que le prohibía tocar a otra persona, toca a Jesús y encuentra la salud/salvación; en otros términos, estos marginados, que, dentro del sistema judío, no encontraban salida a su situación, la encuentran en la alternativa que ofrece Jesús (44). Fuerza (46), la del Espíritu. Frase de Jesús (48), como antes a la pecadora (7,50). Hija, modo de designar a Israel (Zac 9,9 y Miq 4,8: "hija de SIón"; cf. Lc 8,42).

El pueblo sometido a la institución va a la muerte y su representante es incapaz de impedirlo. Es decir, ese pueblo no tolera la rigidez de la doctrina y la opresión que la institución ejerce sobre él (6,6-11); pero abandonarla significa quedarse sin el único acceso a Dios que conoce y quedar marginado de la sociedad, sin horizonte ni objetivo (muerte).

La resurrección significa que ese pueblo acepta la alternativa que ofrece Jesús y en ella encuentra vida. La inmadurez (joven/niña) de un pueblo siempre sometido hace que tenga que crecer y fortalecerse (55: que le dieran de comer). Aún no está en condiciones de hacer pública su adhesión a Jesús y resistir a la presión por parte de la institución judía (56: que no dijeran a nadie lo sucedido). La prohibición que impone Jesús muestra el carácter simbólico del episodio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario