martes, 16 de noviembre de 2010

EL GOZO DE JESÚS. Lc 10,21-24.

21 En aquel preciso momento, exultante con el gozo del Espíritu Santo, exclamó:
- ¡Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque si has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla! Sí, Padre, bendito seas por haberte parecido eso bien.
22 Mi Padre me lo ha entregado todo: quién es el Hijo, lo sabe sólo el Padre; quién es el Padre, lo sabe sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
23 Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
- ¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis!
24 Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y oír lo que oís vosotros y no oyeron.


EXPLICACIÓN.

Alegría de Jesús. Ocasión precisa: es la primera vez que los suyos realizan algo que responde a la acción del Espíritu: la liberación de los hombres. Los intelectuales (cf. 10,13-16: las ciudades, ciudadelas del judaísmo) no entienden las obras del Mesías, pero sí el pueblo sencillo. Se atribuye al Padre lo que depende de la disposición del hombre.

Los sabios y entendidos (Is 29,14): sus mezquinos intereses inutilizan su ciencia (cf. los letrados: 5,17.21.30; 7,30 o "justos": 5,32 que no aceptan la salvación).

Me lo ha entregado todo (22) (cf. 3,22: "Tú eres mi Hijo"). Relación íntima entre el Padre y Jesús, por la comunidad de Espíritu (3,21): sólo conoce al Padre quien recibe el Espíritu de Jesús y experimenta así el amor del Padre. El conocimiento de Dios a través del estudio de la Ley (sabios y entendidos) no es verdadero conocimiento.

Aparte con los discípulos procedentes del judaísmo (los Doce), en el que Jesús les pone por modelo la labor de los Setenta (23): el éxito del reino en Samaría, la región semipagana, es prenda de universalidad. Se cumple la promesa mesiánica: el reino hasta el confín de la tierra (Sal 2,8; 72,10s; Dn 4,44; 7,27). Respuesta a la segunda tentación (4,6s): la universalidad del reino mesiánico no se hará por el dominio ni por la ostentación de poder y gloria, sino liberando a los hombres del yugo que los somete.

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